El Enjambre sin Reina

por | Nov 26, 2020 | 0 Comentarios

Mujeres empoderan los proyectos que ponen la vida en el centro. Dos sacos de harina ecológica les acompañan.

Somos un colectivo que trabajamos en sensibilización, investigación, participación, educación y acción en el ámbito ambiental. Pretendemos transformar las relaciones de las personas con su entorno natural y humano hacia una sociedad más justa y sostenible.

Apostamos por un estilo de vida basado en la solidaridad, la diversidad y la equidad. Queremos contribuir a formar parte de una sociedad más consciente del lugar en el que vive y más coherente con las acciones que lleva a cabo. Trabajamos para fomentar la sensibilización, la concienciación y la comprensión de la información sobre las repercusiones de nuestros hábitos en el entorno. Creemos que una vez que hayamos analizado de una forma reflexiva y crítica nuestra realidad, podremos participar de una forma consecuente en la toma de decisiones.

ALIMENTANDO RESISTENCIAS

“La doble carga de la mujer, que trabaja y cocina

Carpintera y ama de casa, esclava del capitalismo, de la precariedad laboral para poder sobrevivir, cocinando los domingos para toda la semana, para que su familia se alimente bien y sano.

Las vecinas de Prado del Rey muchas veces comparten guisos, acelgas con garbanzos y comidas caseras las unas con las otras.

Mi madre a veces no tiene huella dactilar de tanto lijar y cundo va al banco no le coge el táctil.

Eva Mena Pozo.

Nuestras vidas y el planeta afectado por sistemas agroalimentarios globales que, lejos de cubrir la necesidad de alimentarnos BIEN, buscan intereses económicos a costa del planeta y las personas. Nosotras, mujeres y hombres, nos reunimos y colectivizamos, no solo para RESISTIR a esto, sino para desde la EDUCACIÓN y la ALIMENTACIÓN lucharlo.

Resistiendo a la comida rápida, a los procesados, a lo “fácil”. Optando por la alimentación sana, como una de las bases de la educación que quiero darle a mi hijo. Pasando tiempo junt@s, mamá e hijo en la cocina. Cocinando su propia ensalada. PARÁNDONOS  a cocinar. Amor “por los tomates cherrys de la Rendija” (dice); para mí, amor por lo fresco, por lo local, por lo eco…La cocina como eje principal de mi casa, de mi familia.

E. tuvo que emigrar de su país. Aquí, regenta una tienda de Polvillo, sacando a duras penas un jornal. Llama la atención que casi todo lo que le rodea tiene detrás una gran empresa capitalista que apenas tienen en cuenta la salud de las personas y del medio ambiente: el mismo Polvillo, Oreo, ChipsAjoy, Haribo, etc.

E. vive en Sevilla sola. Todos los días cierra muy tarde, por lo mismo, porque «¿y qué voy a hacer en casa sola?, ¿mirar al techo?»

Me llamo Carmen por mi abuela, de ella heredé su gusto por cocinar y por las plantas. Mi abuela, que nació en la Guerra Civil, dedicó su vida a los cuidados (no remunerados ni valorados) de una familia numerosa. Nunca llegó a ejercer de maestra que era lo que había estudiado. La cocina fue el espacio central de la vida de mi familia, dirigida por mi abuela que lo compatibilizaba con el trabajo en la farmacia de mi abuelo. Hoy, en el 2019, mi abuela y yo mostramos mi cocina y las plantas del patio, pilares de mi vida.

«Día de reparto en Gazpacho Rojo»

Desde hace casi diez años, las tardes de los martes son lugar de encuentro para recoger nuestra cesta de verduras. Ese martes llegó también el primer pedido de cerezas del año. 

Pero sobretodo, esos ratos son también de encuentro, de vernos, de contarnos, de convivir, de compartir. Es un espacio seguro, familiar y de cuidado que tenemos incorporado a nuestro día a día. 

Bicis, carritos de la compra, carritos de bebé, verduras, niños/as y una mayoría de mujeres componen el paisaje de estos espacios y tiempos tejidos en colectivo.

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