Mujeres en resistencia de todo el mundo se dan cita en Sevilla para construir paz y tejer redes de acción colectiva
Doce mujeres de Guatemala, Sáhara Occidental, El Salvador, Colombia, México, Chile, Portugal, Kurdistán, Colombia y España, se dieron cita en Sevilla. Las mujeres saharauis tuvieron especial protagonismo en las I Jornadas Internacionales Las Resistentes.
De lo local a lo global: la importancia de un feminismo transversal
La primera sesión de las jornadas internacionales Las Resistentes. Mujeres y resolución de conflictos. Tejiendo redes, construyendo paz, se ha inaugurado con la mesa redonda sobre estrategias de resistencias, individuales y colectivas, de mujeres en situaciones de conflicto y postconflicto en diversos territorios, que ha estado moderada por la periodista de RTVE, Ebbaba Hameida. El evento estaba organizado por la Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Sevilla (AAPSS) y enmarcado en el proyecto de formación feminista Las Resistentes coordinado por la AAPSS y financiado por la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional al Desarrollo (AACID). Ebbaba empezó la presentación resaltando la importancia de los testimonios e historias de los feminismos, desde la diversidad, con perspectiva transversal y global.
La primera resistente en intervenir fue Mercedes Hernández, Presidenta de la Asociación de Mujeres de Guatemala AMG, que nos invitaba a reflexionar en voz alta y a “compartir entre hermanas” como si se tratara de una conversación. Puso de manifiesto la realidad que ha venido existiendo desde siempre, a la hora de prescindir del relato de la mujer en los procesos de paz. De esta forma, destacó otras dos ideas: “el olvido es una falsificación del pasado” y “hay que impugnar el concepto de guerra”.
Para Mercedes, el derecho a saber y el derecho a ser escuchadas han sido negados históricamente a las mujeres, principalmente porque los feminismos son relatos y estrategias que buscan la emancipación y la libertad. De hecho, en la actualidad, la tradición oral mantiene viva la opresión; especialmente, cuando la justicia pone en tela de juicio un relato por falta de pruebas “orales”, y se pregunta cómo ante la ausencia de tradición oral, la justicia patriarcal no evalúa otras formas de expresarnos. En esta parte de su ponencia, nos habló del lema que utilizamos en España tras el caso de la Manada, “Hermana, yo te creo”, para poner en valor el surgimiento del “Yo te creo”. Nos contó que este lema surgió en la cuna de la Asociación Mujeres de Guatemala ante el caso de una mujer guatemalteca refugiada en nuestro país y que fue víctima de una violación y “hoy nadie lo recuerda”.
“Es hora ya de hablar de violencias machistas y de redefinir conceptos sobre las nuevas guerras del S.XXI”
Cuando se habló de la lacra social del feminicidio que venimos sufriendo las mujeres, Mercedes mantuvo que su convergencia se debe a tres lógicas de poder: capitalismo, patriarcado y colonialismo. Al converger, somos más vulnerables a ser víctimas de ello. Para culminar con su exposición nos invitó a reflexionar sobre “qué es la violencia de género; si las violencias del cuerpo son siempre de mujeres”. “Es hora ya de hablar de violencias machistas y de redefinir conceptos sobre las nuevas guerras del S.XXI”.
A continuación, la resistente Maryem El- Bourhimi, superviviente del Sahara ocupado por el Estado marroquí nos expuso una realidad muy distinta, pero con un denominador común: el feminismo es global. La compañera Maryem se expresó en su lengua y fue traducida por una compañera saharaui intérprete. Nos habló de las dos luchas a las que se tienen que enfrentar; por un lado, a la de “ser mujer” y las represiones que ello conlleva, y, por otro lado, a la opresión en la que mantiene Marruecos al Sahara desde su ocupación ilegal en 1975. Este hecho convierte al Sahara Occidental en una “cárcel a cielo abierto” como llegó a manifestar hasta en dos ocasiones la moderadora Ebbaba Hameida.
“Sin duda ser mujer en los territorios ocupados es una lucha doble, contra el adversario constante que nos oprime y por nosotras”
La lucha y resistencia del pueblo saharaui para seguir preservando su identidad es un sufrimiento continuo al que tienen que enfrentarse por la ocupación ilegal de Marruecos desde hace 44 años. El Sahara vive bajo el colonialismo y hay que destacar las estrategias organizadas por las mujeres para lograr su derecho a la autodeterminación. Sin embargo, desde 2005 las violaciones de los derechos humanos en el Sahara Occidental han ido creciendo, a través de la represión y la negación de los derechos de libertad de expresión, de organización y reunión, por parte de la autoridad marroquí. Maryem nos cuenta cómo las mujeres se organizan en la clandestinidad para crear conciencia del sometimiento de su pueblo y salvaguardar su identidad. Aunque hasta en las escuelas se les niega el uso de su dialecto, ellas junto con sus compañeros tratan de dar visibilidad y organizar su comunidad para que no cesen en su búsqueda por la libertad.
Para concluir con su intervención, hizo hincapié en la ocupación ilegal que trata constantemente de hacer desaparecer la identidad del pueblo saharaui. Para que fuésemos conscientes de dicha persecución nos proyectó un vídeo sobre la violencia que sufren durante sus reivindicaciones. Además, nos advierte, que “no nos hacemos una idea de lo que significa ser mujer bajo la ocupación”. Sin duda tienen una lucha doble, “contra el adversario constante que nos oprime” y “por nosotras”. Mientras, sus lágrimas caían como sus esperanzas porque la “comunidad internacional cierra los ojos, por el interés económico. Por eso es imprescindible juntar fuerzas; este sufrimiento nos hace responsable a todos”
La tercera intervención fue protagonizada por la activista kurda e integrante del Comité Jineoloji en Europa Yasmin A., que fue traducida del inglés por la intérprete Victoria Cuadrado. Expectantes ante la intervención de la compañera nuestra moderadora nos advirtió que recordáramos siempre el concepto Jineoloji. En primer lugar, jin significa “mujer” y loji “ciencia para el conocimiento”. De ahí que se tratara de “las mujeres kurdas y su lucha intelectual”.
“El feminicidio es la guerra más longeva de nuestro siglo”
Yasmin nos dijo que estas jornadas nos harían más poderosas porque compartiendo es como mejor podemos aprender. Especialmente, porque tenemos que ser conscientes de que llevamos 5000 años de orden patriarcal, poder religioso, poder colonial, “por nuestros hombres, maridos y amantes”. “El feminicidio es la guerra más longeva de nuestro siglo”.
Durante su intervención no quiso dejar de recordar a la compañera Leyla Guven, quien lleva 142 días de huelga de hambre por el régimen de aislamiento impuesto al representante del pueblo kurdo Abdulhah Öcalan. A los kurdos, como a los del territorio saharaui ocupado ilegalmente, se les criminaliza y se les niega su derecho a hablar, publicar o expresarse en su lengua.
Tras una gran intervención sobre los derechos de las mujeres y la importancia del colonialismo, se despide de nosotras invitándonos a reescribir la Historia de las mujeres desde todas las esferas. Y nos advierte “si esto que he dicho no es la revolución de las mujeres; qué es la revolución de las mujeres”.
Finalmente, para cerrar nuestra primera sesión de las Jornadas Las Resistentes, la periodista mexicana Mayra Cisneros y defensora de los derechos humanos, amenazada en su país, nos relató la violencia que sufre México. Nos animó a dejar a un lado el miedo y acabó afirmando que “nuestras caras y empatía le seguirán dando fuerzas para que algún día su hija entienda su lucha y también la acompañe.” Fue sin duda el momento más conmovedor de las jornadas.
Mujeres contra la impunidad y por una paz con memoria y justicia
La segunda sesión de las jornadas Las Resistentes se celebró el sábado durante todo el día. La primera mesa del día estuvo moderada por Habiba Salama, joven estudiante de química saharaui, y protagonizada por tres grandes resistentes que nos hablaron de la impunidad y la importancia de la memoria de los pueblos y la memoria colectiva.
Gloria Guzmán, antigua integrante de la Asociación de Mujeres por la Dignidad y la Vida de El Salvador (Las Dignas), abordó posibles estrategias en relación a la exigencia de la verdad, así como la garantía de la “no repetición”. Tras la guerra de El Salvador, en este país emergieron dos grandes movimientos: uno por los derechos humanos y otro protagonizado por el movimiento feminista. Ambos han ido en paralelo y su conexión coyuntural se debe al movimiento de las madres que perdieron a sus hijos e hijas y siguen luchando por la búsqueda de esas “desapariciones forzadas” que hoy en día no tienen ni explicación, ni justicia.
Para Gloria, no tiene sentido trabajar en una agenda de la verdad si el postconflicto sigue apoyándose en un “borrón y cuenta nueva”. En aras de la consolidación de la paz tuvo lugar una amnistía general por lo que las torturas, desapariciones, niños y niñas robados, presos políticos y otras consecuencias de la guerra fueron amnistiadas. Sin olvido, ni perdón. Por lo que Gloria puede afirmar muy segura que todas esas víctimas no lo son más que del propio Estado. Y es que, hablando en números, el 95% de los hechos de violaciones de derechos humanos fueron realizados por el Estado y las fuerzas de seguridad.
Gloria nos trasladó su propia experiencia, no solo perdió su familia, también las expectativas de hacerles justicia por la impunidad existente. De ahí que su lucha junto a la de gran parte de la ciudadanía de El Salvador, también víctimas de la guerra, sea en contra de la impunidad.
“No tiene sentido trabajar en una “agenda de la verdad” si el posconflicto sigue apoyándose en un “borrón y cuenta nueva”
Y sin duda, las que más memoria tienen son esas madres a las que les fueron arrebatados sus “hijitos”. A pesar de ello Gloría puso encima de la mesa una reflexión interesante sobre la simplificación que el poder hace de las mujeres en lucha al etiquetarlas exclusivamente como “madres” restándoles agencia política y capacidad de decisión y participación en los procesos de paz y resolución de conflictos.
En la actualidad, el movimiento contra la impunidad y la recuperación de la memoria histórica cuenta con muchas personas interesadas en hacer justicia, alcanzar la verdad y conservar sus valores. “Cómo podemos obviar la pedagogía que pueden hacer los espacios de memoria, con todo lo que ha pasado.” Esta resistente tampoco quiso despedirse sin hablarnos de Las Dignas, un movimiento de izquierdas, que surge como reflexión de aquellas mujeres de la guerra por todos los traumas que vivieron. Y es que como nos dijo Gloria, “la memoria debería ser más justa con las mujeres y ayudar a su empoderamiento. No podemos negar, que la memoria histórica a su vez, también es un proceso de empoderamiento”.
“La memoria debería ser más justa con las mujeres. No podemos negar, que la memoria histórica a su vez, también es un proceso de empoderamiento”
A continuación, Habiba nos presentó a la compañera colombiana Martha Ceballos, integrante del Movimiento Nacional de Víctimas de Crímenes de Estado en Colombia (MOVICE), que actualmente reside en Barcelona por un programa de protección de defensoras de derechos humanos, ya que sufre amenazas en su país por su lucha por la memoria histórica. Con optimismo, a pesar de sus ininterrumpidas lágrimas, agradeció la iniciativa de estas jornadas porque realmente entre todas estábamos ayudándonos y aprendiendo las unas de las otras. Y añadió la importancia, además de la lucha feminista y por lo derechos humanos, de la lucha familiar por las desapariciones forzadas en el conflicto armado.
Nos desveló la importancia de las mujeres en espacios de resistencia y cómo participa en una macro organización que a su vez conforman otras 160 organizaciones de derechos humanos, con presencia en 15 regiones. Cuando nos contó su experiencia y nos desveló las dificultades con las que se enfrenta ahora al tener que estar lejos de sus dos hijas y de su familia, una gran empatía despertó en el público y muchos nudos en la garganta. Y es que cómo dice Martha “nadie debe irse de su país, es muy doloroso cuando alguien tiene que dejar a su familia por defender los derechos humanos y el derecho a conservar una memoria histórica”.
Lo que sí nos dejó claro fue que Colombia no va a retroceder por la fuerza en la lucha por los derechos humanos y la justicia; y menos aun cuando hay muchas familias como ella que esperan una sentencia que explique la ejecución de un hermano u otro ser querido, que efectivamente fue un “homicidio militar”. Y si algo hace la unión, son las madres, también nos dijo para finalizar.
“Nadie debe irse de su país si no quiere. Duele cuando tienes que dejar a tu familia por defender los derechos humanos y el derecho a conservar una memoria histórica”
Para dar por finalizada esta mesa, esperábamos expectantes el vídeo de El Ghalia Djimi, la Vicepresidenta de Asociación Saharaui de las Víctimas de Graves Violaciones de DDHH cometidos por el Estado marroquí.
A pesar de que físicamente no pudimos saludarla, su vídeo nos hizo sentirla muy cerca y su discurso también nos hizo ponernos en su piel. Dedicó gran parte de su intervención a contarnos las primeras violaciones contra las mujeres durante los primeros momentos de la ocupación ilegal marroquí, así como su experiencia cuando estuvo desaparecida durante 3 años junto con otras compañeras; como también lo estuvo el padre de Maryem. La causa principal de este tipo de desapariciones forzadas eran las reivindicaciones políticas por la independencia saharaui. No pueden pasar desapercibidas las diferencias de un Estado marroquí que oprime y un Estado Saharaui ocupado ilegalmente. Nos relató las incertidumbres a las que se enfrentaban a diario, por las revoluciones liberales del Frente Polisario, y los esfuerzos por liberar a los presos políticos, y lo más importante, porque no cesan en el logro de la autodeterminación de su pueblo.
Las voces de las mujeres en las mesas de negociación
En la siguiente mesa de debate se daba voz y palabra a tres grandes mujeres para hablar sobre la importancia de su presencia en las mesas de negociación durante los procesos de resolución de conflictos. Mujeres de diferentes territorios, Pamela Urrutia (Chile), Verónica López Estrada (Colombia) y Fatma Mehdi (Sahara Occidental).
De estas intervenciones, sobre la importancia de las mujeres en los procesos de paz pudimos extraer diversas conclusiones. En primer lugar, los conflictos no son neutros y las mujeres llegan a resultar más afectadas que los hombres según los diversos análisis de género.
“Las mujeres tienen mucho que decir como sujetos políticos. Todavía sigue siendo todo un reto pendiente la falta de participación de las mismas en ámbitos de paz y seguridad”
Tradicionalmente, en las mesas de negociación, los actores han sido hombres armados. De ahí, la exclusión a participar en ellas de las mujeres. Eran espacios totalmente masculinizados hasta que en los años 90 se exige la presencia femenina. No obstante, los principales obstáculos de nuestra participación a lo largo de la historia han sido: dificultad acceso al poder, estereotipos de mujeres iguales a víctimas, factores logísticos, económicos, de conciliación, de seguridad y la desconfianza.
Sin embargo, las mujeres tienen algo que decir como sujetos políticos también. Todavía sigue siendo todo un reto pendiente la falta de participación de las mismas en ámbitos de paz y seguridad.
Lo más preocupante es cómo esta marginación persiste a pesar de las evidencias que nos revelan la importancia de la presencia de mujeres en estos procesos. Pamela Urrutia afirmaba que “ahí donde participan las mujeres los acuerdos de paz son más sostenibles y duraderos; existen siempre posibilidades de alcanzar pactos y se superan los conflictos” Continuó resaltando que hay que seguir insistiendo en todo el trabajo que tenemos por delante para que nos vayan facilitando el acceso y la presencia en las instituciones como sujetos políticos, especialmente cuando nuestra inclusión hace un 54% más probable la paz. Y no olvidemos que la exclusión es cultural y, por tanto, alude a una gran falta de legitimidad.
“La inclusión de las mujeres en los procesos de negociación hace un 54% más probable la paz”
Fatma Mehdi, presente actualmente en la mesa de negociación del Frente Polisario-Marruecos auspiciada por la ONU, comenzó su intervención lamentando que “las saharauis tenemos un problema y es que hablamos solo de la gente cuando muere y deja de estar en el mundo”. Fatma fue elegida en 2016 para un programa del Instituto de Paz y Justicia en California; lo que le permitió darle voz al pueblo Saharui y estar presente en las instituciones junto con otras tres mujeres.
Finalmente, Verónica López Estrada despidió la mesa hablándonos del Proceso Social de Garantías en Colombia y su participación en la Mesa Nacional de Garantías a la labor de los defensores de derechos humanos, líderes y lideresas de Antioquia; donde participa directamente en la creación de un protocolo de actuación de la fuerza pública en contextos de protesta social.
Redes de mujeres para la construcción de paz y derechos. Tejiendo redes juntas.
El cierre de estas tres grandes voces, tan presentes en las instituciones y por las que las negociaciones no serían lo mismo sin su inclusión, dieron paso a la última mesa que volvió a moderar la compañera y periodista saharaui Ebbaba Hameida. En esta ocasión, se pusieron en valor las redes de mujeres para la construcción de paz y derechos de la mano de Vania Martins (Portugal) y Mina Baali (Sahara Occidental). Ambas estaban de acuerdo en poner de manifiesto que todavía perdura el colonialismo. Vania Martins resaltó que persiste una alianza muy estrecha entre el patriarcado, el capitalismo y el neoliberalismo. De esta forma, la lucha feminista por la paz tiene que incluir diferentes modelos de sociedad.
Lo más llamativo de la intervención de Mina fue su llamamiento a la lucha; no quedarnos en el papel de víctimas, tenemos que hablar de fuerza y planificación, de las mujeres, que nos lleven a resultados. Las redes de las mujeres saharauis son muy diferentes a las que tenemos en nuestro imaginario occidental. Mina Baali contaba que una red que empieza en una reunión en casa con cinco mujeres, puede incluir a corto plazo a centenares que se sientan implicadas por la misma causa. Es una comunicación que se hace desde lo personal, desde la clandestinidad. Algo impensable hoy con la tecnología y las redes sociales. “Este tipo de estructura acarrea una gran dificultad, pero tienen un fuerte alcance de poder”.
“Hago un llamamiento a la lucha; no quedarnos en el papel de víctimas; tenemos que hablar de fuerza y planificación, de las mujeres, que nos lleven a resultados”
Para culminar estas intensas y enriquecedoras jornadas dimos paso a la lectura del Manifiesto Las Resistentes en voz de las alumnas del curso, que exige una mayor presencia de mujeres en procesos de negociación y construcción de paz, así como recoge y da apoyo a las principales demandas de las mujeres saharauis. Despedimos juntas el encuentro bailando, con la certeza de que un mundo feminista y justo es posible; sobre todo con la convicción de que una paz sin las mujeres nunca será paz para todos y todas. ¡Seguiremos en resistencia!