Conferencia Inaugural “Mujeres y construcción de paz. Las Resistentes saharauis”
Manuela Mesa, directora del Centro de Estudios e Investigación para la Paz (CEIPAZ) y Jadiyetu El Mojtar, responsable de Relaciones Internacionales de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis (UNMS), inauguraron el pasado 15 de enero el curso Las Resistentes con una conferencia sobre el papel de las mujeres en los procesos de construcción de paz y lucha por los derechos.
MANUELA MESA ( mmesa@ceipaz.org)
Abrimos nuestra conferencia inaugural el día 15 de Enero con la presencia de Manuela Mesa, perteneciente a la Liga internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF ) y al Centro de Estudios e Investigación para la Paz (CEIPAZ). Mesa resalta el papel de las mujeres en la construcción de la paz y analiza cómo las mujeres han sido invisibilizadas históricamente en su contribución a estos procesos. El sistema patriarcal las excluye de los espacios públicos de decisión política, incluidas las mesas de negociación para la resolución de conflictos, encontrándose con una serie de obstáculos en el proceso. En primer lugar, el impacto diferencial por el hecho de ser mujeres en los conflictos armados. En segundo, la carencia de instrumentos conceptuales que nos permitan hacer una evaluación adecuada, ya que no existen políticas públicas que contribuyan a eso. Por tanto, nos dice que un cambio de paradigma sería imprescindible para ello. “En los contextos de conflictos, se habla de las mujeres como víctimas de la violencia, pero no tanto como precursoras de la paz” puntualiza Mesa citando algunos ejemplos de mujeres relevantes y constructoras de paz a lo largo de la historia.
Es el caso de las mujeres aristócratas de la 1ª Guerra Mundial. Algunas formaban parte del movimiento sufragista, otras no, y que actuaron para poner fin a la Gran Guerra en el Comité internacional de mujeres por la paz en la Haya 1915 y fueron también éstas precursoras de la Sociedad de Naciones. El campamento de Greenham Common fue otra iniciativa no violenta de las mujeres británicas que, de 1981 al 2000, se instalaron junto a la base militar americana para protestar contra la proliferación nuclear. Obtuvieron el apoyo de miles de personas de todo el mundo y se convirtieron en un símbolo de la lucha contra las armas nucleares y el militarismo. Otra mujer relevante es Gertrude Mongella (Tanzania), activista política y defensora de los derechos humanos que apuesta porque el futuro del continente africano pase por el desarrollo económico de sus mujeres, que tienen que ocupar puestos de decisión. Mongella dijo: “Ha llegado la hora de que los hombres se unan a las mujeres en su lucha por la igualdad” (Conferencia de la ONU en Pekín, 95).
La directora del CEIPAZ cita a otras muchas mujeres que trabajan por la paz como Marcela Lagarde (México), que introdujo el concepto de feminicidio y lucha contra este; Aminata Traore (Mali), que desde la creatividad trabaja por la paz; Aminetu Haidar (Sáhara Occidental) que trabaja por la libertad y emancipación; Anna Polikovskaya (Rusia), que trabajó desde la valentía por los derechos humanos de Chechenia; otras como Ding Zilin (China) desde la resistencia y Gloria Guzmán Orellana (El Salvador) feminista y activista política que apuesta por la vida, desde la resiliencia.
Manuela Mesa, hace también mención importante a la Resolución 1325 de Naciones Unidas como una herramienta importante para la visibilización de las mujeres en los conflictos armados como víctimas y como constructoras de paz. Prácticamente hasta esta resolución las mujeres estábamos ausentes del escenario internacional de resolución de conflictos y construcción de paz. Aclaró que se divide en 3 ejes: prevención de la violencia para evitar conflictos armados, participación de mujeres en espacios donde se negocia la paz (ya que supone sólo el 2 ó 3%) y protección (fin de la violencia sexual, ya que se utiliza el cuerpo de las mujeres como arma de guerra). La 1325 ha tenido críticas por estar demasiado instrumentalizada pero también muchos apoyos, ya que muchos países han realizado planes de acción para su implementación, como el propio gobierno español.
En cuanto a los retos y desafíos futuros, Mesa propone mayor visibilización de las mujeres en la contribución de la paz, mayores esfuerzos en el ámbito de la prevención, que en el tratado de armas se tenga en cuenta la perspectiva de género, y como recomendación, apoyar el trabajo de las asociaciones de mujeres y colectivos y mayor presencia de mujeres en zonas de conflictos en los procesos de paz.
Y termina diciendo “la construcción de la paz duradera debe hacerse desde la unión de hombres y mujeres, porque no podemos tener una paz sostenible sin contar con la presencia de mujeres”.
JADIYETU EL MOHTAR SIDAHMED
Profesora, periodista y activista del Sahara, además de ser miembro desde 1986 de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis (UNMS) y responsable de relaciones internacionales de la organización. Jadiyetu explica que, dentro de un conflicto armado, como es el que se está dando entre el Sahara y Marruecos, la mujer es la principal víctima. Actualmente El Sahara Occidental se encuentra sometido y ocupado por Marruecos, lo que afecta directamente a las mujeres saharauis.
El Mojtar afirmó que, en la lucha contra el patriarcado, las mujeres somos sus víctimas, independientemente de culturas, creencias, etc. de ahí que en la lucha feminista luchemos todas. Esto es igual a lo que ocurre en los conflictos armados, como bien explica Jadiyetu, las mujeres somos sus principales víctimas, por lo que todas tenemos que luchar mano a mano, pues la realidad es que las mujeres que se encuentran dentro de una guerra lo tienen mucho más difícil, mientras que otras se encuentran en una situación mucho más privilegiada. Por tanto, tenemos que aportar más que otras, apoyarnos entre nosotras, poner en práctica la sororidad.
También hace referencia al concepto de sororidad, usado en Europa desde no hace mucho. Por el contrario, afirma, este concepto para la mujer saharaui siempre ha existido, lo lleva poniendo en práctica desde hace siglos y es conocido como la Tuiza. A través de la tuiza se organiza la sociedad saharaui. Explica que es un evento social para la mujer (con la ausencia del hombre) donde se ayudan unas a otras. Entre todas cosen las jaimas para las nuevas familias que se van formando, o reconstruyen otras que ya se han estropeado con el tiempo, colaborando las más jóvenes con las mujeres más mayores. Es un espacio de fraternidad. El peso de la organización de la sociedad la llevan las mujeres, por lo que la mujer saharaui, afirma El Mojtar, siempre ha tenido un papel participativo y es muy valorada en la sociedad saharaui. Nos recomienda leer el libro Tres tuizas para la memoria de la resistencia, de la autora Rocío Medina, donde posiblemente entendamos mejor este concepto.
Hizo referencia al “muro de la vergüenza” que separa el Sahara Occidental ocupado por Marruecos, rodeado de minas antipersona. Las mujeres saharauis, (musulmanas y árabes) son las únicas mujeres que trabajan con organizaciones internacionales en contra de estas minas. Por ello, afirma, que no pueden dejar de luchar, y de hecho hay muchas mujeres que están contribuyendo a la paz, mujeres desconocidas para el mundo, pero que trabajan para lograr un mundo mejor. Relata cómo las mujeres son las que dirigen los campamentos de refugiados y tratan de trabajar por esa cultura de paz hoy tan difícil de alacnzar. Pero Marruecos obstaculiza este proceso de paz, donde además se le unen países europeos como España o Francia para saquear y apoyar a Marruecos, abandonando toda responsabilidad.
La finalidad de todo este trabajo es no perder la esperanza, señala, ya que hay que seguir trabajando para que no haya impunidad y se respeten los derechos humanos. Hay que seguir creyendo en una cultura de paz, y por ello, todas nosotras tenemos que apoyarnos y ayudar a las mujeres que más nos necesitan.